26/01/15
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Confirmado vuelo de la vergüenza a Nigeria para el 5 de Febrero |
La Campaña Estatal por el cierre
de los CIE ha podido conversar con dos de
las cuatro personas deportadas. Residentes en Dos Hermanas (Sevilla), ambos
fueron detenidos a la vez en el taller en el que trataban de ganarse la vida,
condenados al trabajo sumergido por una legislación de extranjería que les
mantenía en la condición de sin papeles. Tras pasar varios días en el
calabozo –y una vez que uno de ellos, Raúl, sufrió un primer intento de
deportación–, los dos fueron trasladados e internados en el CIE de Aluche, en
Madrid, donde permanecieron alrededor de 35 días.
En la primera semana de diciembre fueron
definitivamente deportados. Al primero de ellos lo golpearon los escoltas y le pusieron una camisa de fuerza.
Acto seguido, lo introdujeron en el avión por la parte trasera, a salvo de las
miradas del resto del pasaje. Él mismo nos informó que otros dos migrantes
bolivianos fueron deportados en ese mismo vuelo. En el aeropuerto de destino,
la policía boliviana fue a su encuentro preguntando: ¿dónde están los
delincuentes que traen en el avión?
La Campaña
Estatal por el Cierre de los CIE nunca reproducirá el discurso del
Gobierno español consistente en justificar las deportaciones por los
antecedentes penales, peroconviene denunciar la falsedad
de este argumento: las dos personas que han aportado su
testimonio carecen de dichos antecedentes.
La mujer de la persona deportada el martes se
encuentra en Sevilla, a punto de conseguir la nacionalidad, aquejada de una
enfermedad autoinmune. La deportación de Raúl, el pasado día 4, fue todavía más
escandalosa. Implica también la ruptura de una familia, pues su compañera y sus
dos hijas quedan en España. Y a él no sólo le golpearon y le pusieron una
camisa de fuerza, sino que la actuación de los escoltas contó con la colaboración del
piloto de Air Europa y de las auxiliares de vuelo.Según el
testimonio de Raúl, el piloto le dijo: “Tú hoy vas a viajar sí o sí”, mientras
facilitaba que se introdujera a Raúl en el avión por la escalera de atrás, sin
que pudiera ser visto por el pasaje. Siempre según las palabras de Raúl, los
policías le encerraron en el servicio del avión. Saltándose todas las normas de
seguridad aérea, Raúl no fue sacado de allí –aún con la camisa de fuerza– hasta
que el avión ya había despegado.
A los deportados se les ha entregado un
documento que les comunica su prohibición de entrada en la UE para los próximos diez años.
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