El próximo lunes 11 de septiembre, a las 9h de la mañana, nos concentraremos en los juzgados de Llamaquique para apoyar a los trabajadores migrantes de la empresa Cubo Express. Sus patrones se sientan en el banquillo por un delito contra los derechos de los trabajadores y otro de falsedad documental.
El 25 de agosto de 2007 Mandaw Diagne, por causas que nunca han sido esclarecidas, se golpeó la cabeza al caer del camión de la empresa para la que trabajaba. Tras cuatrocientos cincuenta y siete días en coma, Mandaw falleció.
La solidaridad de la diáspora senegalesa no se hizo esperar. Enseguida comenzó la recaudación de dinero para repatriar el cuerpo de Mandaw. El deseo de su primo Serigne Diouf, vendedor ambulante en Oviedo, de su mujer Mbathio y de toda su familia era enterrarle en la ciudad de Touba, en Senegal. Sin embargo, los trámites para repatriar el cadáver se convirtieron en un laberinto, ya que tanto en el hospital como en el tanatorio la identidad del fallecido que constaba en los papeles era Steven O., nacido en Ghana.
Nadie se responsabilizó del accidente mortal. La inspectora de trabajo dijo en su informe que el accidente se produjo por un “posible” desmayo del trabajador. A continuación, archivó el caso. Un trabajador con larga experiencia en la recogida de basura nos decía con sarcasmo que todas las caídas de los camiones son mareos. Lo cierto es que la empresa Cubo Express, que estaba obligada a dar parte del accidente en las primeras veinticuatro horas, tardó 45 días en hacerlo. Y afirmó que no hubo testigos. Si los hubo o no, el caso es que ninguna investigación hizo por dar con ellos.
Lo que sí se reveló a partir del accidente: los dueños de la empresa Cubo Express suministraban identidades falsas a los trabajadores sin papeles, mayoría en su plantilla. Según la fiscalía, los empresarios abusaban de la situación irregular de los trabajadores para imponerles condiciones de trabajo muy gravosas, no abonándoles la totalidad de las horas de trabajo efectivamente realizadas, sin derecho a vacaciones, sin asegurar contingencias profesionales, sin existir un reconocimiento médico de aptitud, no facilitándoles los medios necesarios para realizar el trabajo con seguridad, sin formación en prevención en riesgos laborales, etc.
Los testimonios de los trabajadores de tratos humillantes darían para un largo informe. La reflexión sobre las condiciones penosas y estresantes de quienes recogen nuestras basuras, también.
Esta es una convocatoria para acompañar a los trabajadores explotados por Cubo Express en el juicio. Y para denunciar que la política de extranjería somete a millones de mujeres y hombres migrantes al chantaje de tener que trabajar en condiciones infames. Cuidando a personas dependientes. Construyendo casas. En los invernaderos. Talando árboles. En los barcos. En los clubs. En las cocinas de los restaurantes. Saltando del camión y colocando a toda velocidad cubos de basura en nuestros portales. Sí, Cubo Express no es un caso aislado, es un ejemplo de cómo el capitalismo español succiona plusvalías a la población migrante, sometida a jugar ese papel por el hostigamiento policial y administrativo. La política de extranjería como reforma laboral encubierta.
Lo que en verdad es una excepción es que tres explotadores -Francisco Javier García Álvarez, Antonio Fernández Menéndez y Santiago Onega Abeijón- se sienten en el banquillo. Pero no hay razones para celebrarlo: han tenido que pasar diez años desde el accidente de Mandaw, diez años para que se celebre este juicio. En cambio, la política de extranjería sí actuó con celeridad: uno de los trabajadores no podrá asistir al juicio, a pesar de ser un testigo relevante, porque ha sido expulsado a Senegal.
Nos vemos en los juzgados de Llamaquique, el lunes 11 de septiembre a las 9h. de la mañana.
NATIVA O EXTRANJERA, LA MISMA CLASE OBRERA
POR EL FIN DE LAS REDADAS RACISTAS, LOS CIE Y LAS DEPORTACIONES
EN MEMORIA DE MANDAW DIAGNE