Desde
hace unas semanas están apareciendo casi diariamente en la prensa
informaciones sobre hechos violentos relacionados con menores
inmigrantes acogidos en distintos centros de Oviedo. Ante estas
noticias, desde la Ruta
contra’l racismu y la represión
queremos plantear una serie de reflexiones:
¿Quiénes
son esos menores, de dónde vienen y por qué están aquí?
Parecen
preguntas muy fáciles de responder: son
de África, no nos sabemos sus nombres porque son muchos y están
aquí porque no quieren vivir en su país. Todo es más fácil para
ellos, el gobierno les da un sitio donde dormir y no tienen que
trabajar.
¿De
verdad nos creemos estas respuestas? Quizás su situación no sea tan
fácil como parece. Para empezar podríamos preguntarnos cómo llegan
hasta nuestras ciudades, cómo realizan el viaje desde su lugar de
origen: casi siempre en los bajos de un camión o en una patera
arriesgando sus vidas. Muchos de ellos inician el viaje con once,
doce o trece años. ¿Nos imaginamos a nuestros hijos, nietos o
hermanos teniendo que hacer ese viaje, solos, sin saber lo que les
espera cuando lleguen, sin poder comunicarse con sus familias
durantes semanas o meses?
Pero,
¿por qué se van? Acaso
es por la aventura, porque se aburren en casa…
¿No será porque no tienen otra salida? Sus condiciones de vida son
muy precarias. No tienen acceso a la educación, la sanidad o el
trabajo. En muchos casos, ese viaje en el que arriesgan sus vidas es
la única opción.
Si
aparecen en el periódico, por algo será… ¿Seguro?
Los
medios de comunicación nos muestran, casi siempre, a estos menores
vinculados con titulares que hablan de violencia, robos, etc. Pero
muy pocas veces hacen el esfuerzo
de explicarnos la noticia completa, de darles voz para que puedan
defenderse de acusaciones que en muchas ocasiones resultan ser falsas
o nada imparciales.
Los
medios de comunicación lanzan acusaciones, hablan de bandas y
criminalizan sin pruebas a los menores. Crean una imagen muy negativa
de ellos de forma completamente irresponsable. Esta imagen acaba por
ser la única que, una y otra vez, se traslada a la sociedad ya que
estos menores (o los colectivos que trabajan con ellos) difícilmente
pueden acceder con su discurso a tantas personas como lo hacen los
medios.
¿Y
que hace la Consejería de Bienestar Social?
La
Consejería tiene la tutela de los menores, es decir, es la
responsable de su situación aquí. ¿Cómo lo hace? En principio a
través de centros públicos que se encargan de proporcionarles
alojamiento, educación y cuidados.
Eso
sería lo ideal, pero en realidad la Consejería ha ido privatizando
los centros y dejándolos en manos de empresas
que se encargan de gestionarlos y de cobrar por cada uno de los
menores que reciben.
¿Qué
supone la privatización? Seguro que nos suena: educadores y
cuidadores con salarios precarios y sobrecargados de trabajo, centros
en malas condiciones, falta de seguimiento en los programas
educativos, menores en situación de desamparo… ¿Admitiríamos eso
para nuestros menores? ¿Y por qué para estos sí? ¿No son de los
nuestros por venir de otro país?
Defendemos
que las personas deben tener derecho a quedarse en sus lugares de
origen, pero siempre y cuando sus condiciones de vida lo permitan. Si
no es así y se ven obligadas a buscar otra salida, como en el caso
de los menores, no podemos desentendernos y mirar hacia otro lado.
La
inmigración ya no es un fenómeno extraño para nadie. La mayoría
de nuestras familias están formadas por gente que viene de otras
regiones del Estado español, de otros países del mundo, de otros
colores y acentos. Hace tiempo que pasaron a ser de
los nuestros.