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Llegados a este punto, la Federación de Asociaciones de Vecinos de Oviedo (FAVO) y las ONG integradas en la Ruta contra el racismo se han reunido para tomar las riendas de la situación cansados de que la consejería de Bienestar Social no haga su trabajo. Lo primero que han hecho la FAVO y la Ruta ha sido entrevistarse con la Asociación de Vecinos de La Tenderina, donde se han registrado los mayores problemas. El siguiente paso será reunirse con los habitantes de Santa Marina de Piedramuelle. En estos encuentros, las partes intercambian información y pactan medidas a poner en marcha, la mayoría encaminadas a facilitar la integración de estos jóvenes, como la organización de partidos de fútbol o de cualquier otro tipo de actividades que favorezca el intercambio de experiencias.
Nadie se responsabiliza El presidente de FAVO, José Ramón Sariego, destacó ayer que “aunque nosotros hagamos cosas, no nos podemos olvidar de que hay una serie de empresas que trabajan para el Principado y cobran por esto, por lo que tienen que asumir su responsabilidad”.
En parecidos términos se explicó Ana Taboada, de la Ruta contra el racismo, para quien el problema es precisamente que Bienestar Social y las compañías que gestionan estas casas “no quieren saber nada, las empresas quieren mantener el negocio, cobrando pero sin dar una educación e integrar a esos jóvenes, y el Principado sólo se preocupa de ponerles las cosas difíciles a los menores para que se piensen dos veces el venir aquí”. Y pone un ejemplo de como actúa la Administración: “Primero no les dan papeles y luego no les escolarizan porque dicen que están indocumentados”.
La pregunta aquí es ¿qué piensa el Principado que va a hacer un menor criado en las calles de Tánger si nadie mira para él? Vecinos y ONG tienen muy clara la respuesta: “Delinquir”.
A esto hay que añadir que los fondos que el Principado destinaba a este plan han caído en picado y, donde antes apenas había para que los chavales acudieran por lo menos a clases de español, ahora ni siquiera da para eso.
Hasta ahora, la única respuesta dada por el Principado ha sido cambiar a los menores conflictivos de barrio cuando los delitos acababan con la paciencia de los vecinos. La FAVO y las ONG creen que esto es trasladar el problema de sitio, no solucionarlo, por eso no descartan medidas de presión contra la Administración, ya sea presentando firmas, alegaciones o saliendo a la calle como ya ocurrió en La Tenderina.
(Visto en La Voz de Asturias)
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