martes, 27 de enero de 2015

Deportaciones a Bolivia y alerta por próximo vuelo a Nigeria

26/01/15

Confirmado vuelo de la vergüenza a Nigeria para el 5 de Febrero
El pasado 20 de enero la policía trató de deportar a un migrante boliviano internado en el Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Aluche. El proceso de deportación se paralizó hasta que se resuelva su solicitud de asilo. Este intento de deportación a Bolivia no es una iniciativa aislada. Según hemos podido averiguar, el pasado 2 de diciembre tres migrantes bolivianos fueron deportados en un vuelo comercial que despegó de Barajas. Dos días después, el pasado 4 de enero por la noche, otro migrante boliviano fue también deportado mediante el mismo sistema: el avión salió de Madrid y aterrizó en Santa Cruz, Bolivia.
La Campaña Estatal por el cierre de los CIE ha podido conversar con dos de las cuatro personas deportadas. Residentes en Dos Hermanas (Sevilla), ambos fueron detenidos a la vez en el taller en el que trataban de ganarse la vida, condenados al trabajo sumergido por una legislación de extranjería que les mantenía en la condición de sin papeles. Tras pasar varios días en el calabozo –y una vez que uno de ellos, Raúl, sufrió un primer intento de deportación–, los dos fueron trasladados e internados en el CIE de Aluche, en Madrid, donde permanecieron alrededor de 35 días.

En la primera semana de diciembre fueron definitivamente deportados. Al primero de ellos lo golpearon los escoltas y le pusieron una camisa de fuerza. Acto seguido, lo introdujeron en el avión por la parte trasera, a salvo de las miradas del resto del pasaje. Él mismo nos informó que otros dos migrantes bolivianos fueron deportados en ese mismo vuelo. En el aeropuerto de destino, la policía boliviana fue a su encuentro preguntando: ¿dónde están los delincuentes que traen en el avión?

La Campaña Estatal por el Cierre de los CIE nunca reproducirá el discurso del Gobierno español consistente en justificar las deportaciones por los antecedentes penales, peroconviene denunciar la falsedad de este argumento: las dos personas que han aportado su testimonio carecen de dichos antecedentes.

La mujer de la persona deportada el martes se encuentra en Sevilla, a punto de conseguir la nacionalidad, aquejada de una enfermedad autoinmune. La deportación de Raúl, el pasado día 4, fue todavía más escandalosa. Implica también la ruptura de una familia, pues su compañera y sus dos hijas quedan en España. Y a él no sólo le golpearon y le pusieron una camisa de fuerza, sino que la actuación de los escoltas contó con la colaboración del piloto de Air Europa y de las auxiliares de vuelo.Según el testimonio de Raúl, el piloto le dijo: “Tú hoy vas a viajar sí o sí”, mientras facilitaba que se introdujera a Raúl en el avión por la escalera de atrás, sin que pudiera ser visto por el pasaje. Siempre según las palabras de Raúl, los policías le encerraron en el servicio del avión. Saltándose todas las normas de seguridad aérea, Raúl no fue sacado de allí –aún con la camisa de fuerza– hasta que el avión ya había despegado.

A los deportados se les ha entregado un documento que les comunica su prohibición de entrada en la UE para los próximos diez años.

La Campaña por el Cierre de los CIE hace un llamamiento al boicot a Air Europa y Swift Air –compañías que monopolizan el negocio de las expulsiones– y lanza una alerta ante las probables redadas racistas contra migrantes de nacionalidad nigeriana para llenar un vuelo de deportación previsto para el próximo lunes 2 de febrero.* (CAMBIO EN LA FECHA: HAY NOTICIAS DE QUE SERÁ EL 5 DE FEBRERO EN VEZ DE EL 2)

viernes, 16 de enero de 2015

Consecuencias a raíz de lo sucedido en París.

Porque no podemos cruzarnos de brazos ante esta nueva oleada xenófoba y fascista...
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El miedo al islam radical cosecha votos: mapa de los partidos xenófobos en Europa

El miedo puede ser una poderosa arma política. Así lo han demostrado las últimas elecciones europeas, del pasado 25 de mayo, donde se ha asistido a un auge de partidos xenófobos en gran parte de los Estados europeos. El atentado perpetrado este miércoles en la redacción de Charlie Hebdo, la histórica revista satírica francesa con sede en el corazón de París, puede dar aire a quienes han defendido ese discurso y ha devuelto a la actualidad la amenaza del islamismo más radical. Está todavía por ver si y cómo influenciará las urnas de toda Europa.

Lo cierto es que justamente aprovechando un discurso contrario a las actuales políticas de inmigración, en Francia el Frente Nacional de Marine Le Pen consiguió en esas elecciones comunitarias hasta el 38% de los votos en las regiones del norte del país. A nivel nacional rozó el 25%. Esto en un país donde alrededor del 10% de la población (unas seis millones de personas) es musulmana. Sus buenos resultados no fueron una novedad: en las presidenciales de 2012 ya había cosechado el 17,9% de las papeletas, adelantado sólo por Hollande, actual presidente y Nicolas Sarkozy. Ese año, justamente tras unas amenazas a Charlie Hebdo por sus irreverentes viñetas sobre Mahoma, declaró a Le Monde que habría que "echar a todos los fundamentalistas extranjeros".

En Alemania, Alternative für Deutschland se quedó en la sombra en los comicios (no fue más allá del 8% conseguido en Baviera). Pero en los últimos meses está cabalgando la ola de un resurgir del sentimiento antiislámico, una situación que ha explotado este 5 de enero, cuando el movimiento Pegida se ha manifestado en varias ciudades del país. La concentración más importante ha sido en Dresde, donde 18.000 personas han desfilado en contra de "la islamización de Occidente". El movimiento, sin embargo, está encontrando un fuerte rechazo en gran parte de la opinión pública del país. La revista BILD ha lanzado un manifiesto para decir "no a PEGIDA", firmado por personajes ilustres de todos los sectores del país, mientras la catedral de Colonia ha apagado sus luces durante la manifestación como símbolo de rechazo.
La catedral de Colonia con las luces apagadas contra Pedgida, en un tuit del Huffington Post.
Al otro lado del Canal de la Mancha, en el Reino Unido, el UKIP de Nigel Farage ha sido uno de los partidos más discutidos, dentro y fuera del país. Durante una campaña centrada en atacar a los inmigrantes, no escondió su aversión al islam. El diputado Heino Vockrodt aseguró a pocos días de las elecciones que "el islam es una ideología totalitaria". Acusado por muchos medios británicos de ser "un partido racista", el UKIP consiguió meter miedo en las europeas, aunque no alcanzó los pronósticos triunfalistas.  
El líder del partido se consagró como primera fuerza en Inglaterra, mientras que en Escocia logró su primer eurodiputado. Aunque haya conseguido llevar a doce candidatos a Bruselas, se trató de un terremoto provocado por tan solo tres de cada diez habitantes británicos: la participación no superó el 35,6%.

En Italia, Beppe Grillo, fundador del Movimiento 5 Estrellas y abiertamente antieuropeísta, ha sido criticado en los medios por no dejar clara su postura sobre la inmigración. Una vez establecido con sus 109 escaños (25% de los votos) en el Parlamento italiano, aseguró: "Hay que devolver a casa a los clandestinos, para que no contagien a los italianos”, dijo mientras el ébola estaba amenazando Europa, con particular énfasis en España. Este miércoles, tras la noticia del atentado en París, ha declarado en su blog que "no hay que empezar una campaña antiislam, algo que, a cambio, haría muy feliz a Marine Le Pen". Eso sí, el caldo de cultivo estaría más presente que en otros países de Europa, según un estudio del Pew Research Center difundido por el Wall Street Journal. 

Actitud hacia los musulmanes y el ISIS en diferentes paíeses europeos, según el PRC.

La ola de populismo, antieuropeísmo y xenofobia no ha dejado inmune al norte del continente: Dansk FolksParty y los True Finns Finlandeses se mantuvieron entre el 10 y el 15% en los últimos comicios. En Suecia, los Demócratas Suecos, partido populista anti-inmigración que con su negativa a aprobar el presupuesto del PSD había provocado unas elecciones anticipadas, fue la formación que más creció en la última cita electoral. Con un 13%, se convirtió en el tercer partido del país.

Su éxito privó a los conservadores del ex jefe de Gobierno, Frederik Reinfeldt, (Partido Moderado) de la victoria, a pesar de que este había toreado con éxito la crisis económica. El 28 de diciembre, una alianza entre el Partido Socialdemócrata, vencedor sin mayoría en las elecciones de septiembre, y el resto de partidos de izquierda y derecha dio vida a la "grandísima coalición", que durará hasta 2022. Suecia es el país europeo más generoso con la inmigración. El 15% de sus ciudadanos son de origen extranjero. Los "demócratas" exigen reducir a un 10 por ciento el cupo de inmigrantes aceptados cada año. 

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Estudio Crítico del Discurso: endo y exo definiciones religiosas y libertad de expresión

Reacciones xenófobas al asesinato masivo de "Charlie Hebdo"

Los atentados de París de los últimos días han provocado reacciones de todo tipo en la sociedad europea occidental. (Vaya por delante aquí mi condena a los atentados).

La primera reacción fue xenófoba y racista: en Francia, Le Pen y su Frente Nacional; en el Reino Unido, Farage y su Ukip; o en Alemania, Pegida y su AfD. Son tres ejemplos, entre muchos, porque durante estos días hemos atendido estupefactos a una oleada de discursos particulares visibles a través de las redes sociales donde ciudadanos de a pie exponían su parecer, compartiendo todo tipo de elementos gráficos, normalmente contra el Islam y también contra las personas de origen árabe. Enseguida se pudieron ver algunos enlaces de opiniones anteriores en el tiempo, como aquellas palabras del escritor español A. Pérez-Reverte diciendo “es la Guerra Santa, idiotas” –porque se lo dijo un amigo de cervezas- y “seremos todos decapitados”.

Los periódicos, las radios y las televisiones hicieron lo propio. En un momento en el que más que nunca prima la inmediatez (antes era la radio la que tenía el margen de error por la rapidez al informar), se antepone publicar literalmente ‘lo que sea’ antes que información veraz y contrastada. No es el fin aquí analizar el hilo de las publicaciones en función de los citados acontecimientos, por lo que no nos detendremos en tal cuestión, interesante, por otra parte. A las informaciones les sucedían o les iban acompañando las opiniones: tanto de los colaboradores de las secciones de Opinión como de los propios lectores.

Si alguna vez alguien quiso tener a su alcance un corpus de discursos racistas actualizado al instante, está de enhorabuena: los comentarios de los sitios web son una fuente de riqueza textual en relación a ese contenido.

A tales comentarios se acompañaban ilustraciones de los dibujantes de los periódicos y otros medios gráficos, que, al igual que los enlaces de noticias, eran compartidos por los usuarios de las redes sociales.

Los lingüistas que nos dedicamos a estudiar los discursos sabemos que todo lo dicho, lo escrito o lo representado gráficamente comporta un orden social, una ideología. Ese día y el siguiente fluyeron ideologías de la desigualdad, promulgándose el racismo, la discriminación religiosa y la xenofobia, focalizándose hacia los musulmanes y árabes. Ni que decir tiene que muchos de los discursos observados asimilaban musulmán y árabe y, con ellos, fundamentalismo y terrorismo.

Comenzó a fluir un discurso de la endo o autodefinición y de la exodefinición.

En el ejemplo de Pérez Reverte, cuyas palabras no correspondían a estos días, pero sí eran compartidas, comentadas y asumidas al hilo de los sucedido en la revista Charlie Hebdo y otras ubicaciones parisinas, se puede observar esta definición de un grupo (nosotros, los romanos, literalmente) frente a ellos (los no romanos).

Este artículo de ABC, del 9 de enero, de Ignacio Camacho presenta esta dicotomía simplista (europeos vs. bárbaros) en estos términos: “Esta civilización, la occidental, la democrática, es con todos sus defectos mejor que las demás […] una sociedad abierta, culta, desarrollada, cívica, a veces fútil pero no tan estúpida como para dejarse destruir en nombre de su propia trivialidad”. Es decir, se presenta a todo aquello que no es Europa y europeo como cerrado, inculto, subdesarrollado, incívico y trivial. Este etnocentrismo no oculta la radicalidad de este pensamiento eurocéntrico y de su postura, que “significa negarse a comulgar con las verdades declaradas del relativismo”, que, como se infiere, es presentado como negativo frente a un positivo eurocentrismo. 

Las críticas al relativismo y la exaltación del eurocentrismo frente a las otras formas (desvalorizadas, deslegitimadas) también forman parte del aparataje discursivo de otro opinador de ABC, el locutor de Onda Cero Carlos Herrera, que el mismo día, 9 de enero, escribía esto:

“Occidente, en su permanente reinvención del relativismo, da muestras a diario de su insoportable complejo de pecado original, de una permanente expiación de culpas alimentadas por su propia factoría histórica; sin percatarse de que, mediante ese perverso mecanismo, acabará sucumbiendo al desmontaje milimétrico de valores irrenunciables que han caracterizado su progreso. Cuando ese sistema se desmenuce, otros lo acabarán ocupando y lo harán con normas ajenas a todo lo que la única civilización presentable ha conseguido”.

Esta “única civilización presentable” es colocada frente a “otros […] con normas ajenas” y se explicita ideológicamente para el autor que es “funesto [el] multiculturalismo”. Para Herrera existen “perfectos cómplices”: “los que desde Occidente alimentan a diario esta absurda conciencia de culpabilidad”, “la izquierda europea, esa cosa tan amorfa en plena descomposición descontrolada”. Y todo, en su opinión, con un fin: “la búsqueda de nuevos proletarios”, que, según el autor, vendrían a ser los islamistas, a quienes, según Carlos Herrera, esa izquierda europea vería como “una nueva forma de protesta social”, algo incomprensible para el locutor de Onda Cero y articulista de ABC, ya que de este modo estarían “defendiendo culturas extraordinariamente ajenas a sus utopías revolucionarias y desatendiendo la propia, la que le ha hecho llegar hasta aquí en mucho mejores condiciones que sus supuestos protegidos”.

Esta última frase es reveladora de una estrategia de condescendencia, que refleja la relación de fuerza de clases y sólo se emite desde la dominante: Herrera le concede a esas “utopías revolucionarias” logros, incluyéndolas en el resto del endogrupo.

Se cita a Serafín Fanjul, especialista en filología semítica y se le legitima por ello, por sus conocimientos históricos y textuales de la cultura árabe, que nada tiene que ver per se con el terrorismo y los fundamentalismos. Siendo otra firma habitual en los últimos años de ABC, Fanjul ha criticado con ironía el multiculturalismo y ensalzado, por ejemplo, una propuesta, entonces desde la oposición, de Mariano Rajoy (PP): el “contrato para la integración”, que, “amén de moderado y sensato, puede tomarse como un medio de facilitar la estancia de los forasteros en España y la relación fluida y distendida con nosotros, algo más que deseable”, escribía en aquel periódico el 1 de marzo de 2008. Son las ideologías dicotómicas y exodefinidoras: nosotros y los otros, los problemáticos.

Esta construcción discursiva, con este determinado componente ideológico, llega a su máximo apogeo, ya adelantado por Reverte: “es la Guerra Santa, idiotas”. Camacho, el 8 de enero, ha publicado en ABC que, efectivamente, en su opinión, sin lugar a dudas, “hay una guerra y la podemos perder porque nosotros dudamos y ellos no”. Puede parecer al lector, hasta ahora, que hayamos forzado esta dicotomía en los discursos de estos articulistas de opinión del periódico conservador español. Ni mucho menos: el propio Ignacio Camacho define el endogrupo y el exogrupo desde su particular punto de vista:
“Nosotros: los europeos, los occidentales, los partidarios religiosos o laicos de organizarnos en democracia y vivir en libertad. Ellos: los integristas islámicos, los fanáticos del Corán y su yihad que crecen y se multiplican en las sociedades libres aprovechando su flexibilidad multicultural”.

No obstante, en este “ellos” queda excluida la mayor parte de la población de los países donde una considerable parte de la población se dice practicante del Islam, países puestos en entredicho. Se excluye también a las comunidades y grupos de extranjeros y -en España, Francia, etc.- procedentes de países árabes ­­–un 20% del total musulmán aproximadamente- y sus descendientes, que, obviamente no son extranjeros y que están plenamente integrados en las sociedades europeas, con independencia del dios al que recen. Es clave esa demonización del multiculturalismo, que, curiosamente, estos autores hacen definidor de aquellas sociedades que presentan ante sus lectores (consumidores de ideología), paradójicamente, como cerradas. Por su parte, la democracia y libertad europeas son presentadas como contrapuestas al multiculturalismo en estas particulares visiones.

El discurso de Camacho no solo polariza los grupos en europeos/yihadistas, sino que habla de multiplicación, lo que implica que hay personas que de no ser “integristas islámicos” pasan a serlo. ¿Quiénes son: los llamados moderados, los cómplices de los que habla Herrera? Se enciende el foco de la sospecha sobre los musulmanes en general: incluso el especialista (Serafín Fanjul) no lo tiene claro: “Si existen mulsumanes moderados, que aparezcan” (ABC, 19 de septiembre de 2006). Para ser justos, Pérez-Reverte sí habla de ellos: “Se trata también de proteger al Islam normal, moderado, pacífico” (XL Semanal, 28 de septiembre de 2014).

La dicotomía se propagó rápido tras el asesinato masivo de París en las redes sociales a través de viñetas como ésta, en la que se presenta a un musulmán como un asesino al volante.
Fuente: Facebook
La pregunta es, ¿cuántos mulsulmanes que conducen sus vehículos por las carreteras españolas o francesas han arremetido contra los peatones en un acto de asesinato masivo? Alguien dirá que lo hizo uno (!) en Canadá hace tres meses y para el imaginario discursivo de Herrera y compañía podría ser una cifra pertinente. En rigor, obviamente, no lo es.
Ese imaginario no se corta a la hora de ensalzar su dicotomía, con referencias históricas, como esta de Puebla en ABC, donde se puede ver a Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid, a caballo, a luchar contra ¿“300 moros”?

Fuente: Facebook
Todo acompañado de multitud de comentarios xenófobos, racistas y acusadores a diestro y siniestro.

Algunos ya hablaron de “Tercera Guerra Mundial”, idea que sostiene Pérez-Reverte, acompañada de un “idiotas” para los que discrepan.

Muchos quisieron ver a un “islamista” en el autor de los envíos de paquetes “sospechosos” a redacciones periodísticas de Madrid el mismo día del suceso parisino. Luego se supo que el individuo autor de tales envíos no tiene nada que ver con el Islam y no es árabe ni extranjero: es español, como el Cid (nota: en rigor, el Cid no era español, sino castellano). Incluso, muchos recordaron cómo apenas una semana antes un hombre con enfermedad mental sembró el caos en Atocha, en Madrid, al decir que tenía una bomba encima. Resulta que era de origen magrebí, donde, al parecer, no puede haber personas con problemas psiquiátricos.

En medio de este maremágnum opinador, los servicios de información de agencias de noticias tan importantes como Europa Press y todos los periódicos volvieron a amplificar y dar cobertura mediática a los tuits y entradas de Facebook de un actor español: Guillermo Toledo. ¿Por qué sucede esto? La pregunta no es baladí y sería interesante un análisis del discurso específico de cómo se construye la imagen negativa de una persona por parte de los medios. Algún hecho socialmente relevante ha tenido que haber protagonizado el actor para despertar tanto interés, normalmente negativo. Y, efectivamente, el hecho ‘relevante’ –está claro que no es un hecho trascendente- es haberse posicionado a favor del Sáhara, Palestina, Cuba y la Venezuela bolivariana. Se le acusa de salidas de tono, pero, al final y al cabo, lo hace en sus cuentas personales y no es el representante de ningún colectivo. En lo que nos ocupa, es interesante no ya la evocación de la imagen de Guillermo Toledo en esta viñeta, al que se le llama el “arma más destructiva” de España, sino la presentación de terroristas diciendo “Alá es grande”.

Fuente: ABC
En este contexto se produjeron gestos discursivos (palabras) a favor de la libertad de expresión, con la reproducción de algunas viñetas que los musulmanes (no los terroristas, sino los musulmanes en general) consideran ofensivas, dadas sus creencias. Se reproducían algunas portadas de Charlie Hebdo, como ésta:

Fuente: Wikipedia
Un pequeño experimento, por llamarlo de algún modo, realizamos con la inclusión de imágenes ofensivas para los católicos y que formaron parte de una exposición que se vio atacada y fue denunciada por el PP.

Fuente:http://archivo.dosmanzanas.com
Estos días se ha recordado otros ataques y amenazas a Leo Bassi, que también ha usado el humor para la crítica, esta vez contra el catolicismo. Parece que la gracia deja de tener gracia cuando se ve aludido el endogrupo. De hecho, algunas personas nos manifestaron lo ofensivo que eran esas imágenes para ellas. En estos casos, primaba para estas personas su derecho al respeto a su creencia religiosa sobre el derecho a la expresión (artística). En el caso de la representación de Mahoma, ¿se reconoce ese derecho?

Es preciso puntualizar que la mayor parte de los musulmanes no encienden hogueras con estas cuestiones (1.000 millones son muchos). Tras varios días de polarizaciones e incitaciones a la venganza –o, directamente, apología de la misma, por parte del propio ABC-, este periódico se hizo eco de las declaraciones del presidente de la Asociación de Jóvenes Musulmanes de Madrid, Mohamed Said Alilech, que casi han pasado desapercibidas, pero en donde se puede leer las palabras de éste representante de la citada asociación: “Ellos no son el islam, son terroristas. Mahoma es el profeta de la paz”, “repulsa total y contundente [al] cruel atentado” o “Las bases del islam no predican la violencia. Todo lo contrario. Los extremismos y la radicalización, por desgracia, existen en todas las ideologías, religiones y colectivos. Los que actúan de forma violenta en nombre del islam, malinterpretan los textos sagrados” (ABC, 11 de enero). El periódico tardó cinco jornadas en recoger estas declaraciones y tonos similares, que no fluyen con la misma fuerza en la red (de hecho, las hemos tenido que buscar a conciencia). El daño ya estaba hecho. ¿Queriendo o sin querer?

La apología de la venganza, de la violencia, en definitiva, la encontramos en la propia portada de este periódico conservador del día anterior, 10 de enero: “Francia venga a sus muertos”. El silencio de las asociaciones de prensa es indignante, no así el de periodistas que particularmente han llamado la atención sobre estos asuntos.

Fuente: ABC
La Asociación Cultura Crítica UAM, en su perfil de Twittwer (@aculturacritica), puso de relieve el 8 de enero las tendencias en Twitter de los hashtags en Francia y España: con una reacción mucho más xenófoba y discriminatoria en este segundo país que aquel en el que se produjeron los hechos.

Fuente: https://twitter.com/aculturacritica/media
En diversas ciudades españolas estos días han surgido pintadas, como las de las ilustraciones:

Pintada en Huelva. Fotografía de Juan Fernández Caballero
Pintada en Jerez de la Frontera. Fotografía de Juan Carlos Aibar.
Otras se pueden ver en este enlace de Diásporas Magazine: http://www.diasporas.es/2015/01/el-clima-antimusulman-desencadena.html
Estas palabras que escribo sólo pretenden ser un llamado a la responsabilidad de las llamadas élites simbólicas, de los que están en uso de la palabra con proyección colectiva. Me temo que a los autores señalados (Herrera, Camacho, Fanjul) poco se le podrá pedir, pero sí es preciso que personas con los conocimientos suficientes o con, al menos, la intuición de que ese no es modo de proceder alcen la voz contra estas formas de injusticia: la de unos discursos que alimentan el odio, que polarizan, que se sitúan en una posición en la que pretenden hablar por todos (los europeos) y sólo están sirviendo a sus propios intereses de grupo social (clases dominantes), no a la humanidad misma y el deber y derecho que tienen los pueblos de entenderse, cooperar y convivir. 

Ígor Rodríguez Iglesias es investigador de la Universidad de Huelva y la Universidad Autónoma de Madrid.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=194367

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La Policía estrecha la vigilancia en torno a la comunidad musulmana de Asturias

Las brigadas policiales de Información controlan a los ciudadanos que frecuentan las mezquitas para detectar a posibles radicales islamistas.

Nivel 3. Intensidad baja. «Riesgo muy alto» de atentado terrorista. El Gobierno, tras el ataque de París, ha activado los protocolos de seguridad que conllevan automáticamente a redoblar la presencia policial en las calles y, sobre todo, en las zonas posibles objetivos de los radicales: áreas de grandes aglomeraciones, medios de transporte e infraestructuras críticas. En la práctica será a sacar a la calle a miles de agentes, fundamentalmente miembros de la Unidades de Intervención de la Policía (UIP, antidisturbios).
En Asturias, el Cuerpo Nacional de Policía, a través de las brigadas de Información, ha estrechado la vigilancia en torno a la comunidad musulmana para detectar posibles movimientos que puedan resultar sospechosos. No es un trabajo nuevo, ya que desde que se creasen los grupos hace más de una década se controlan los posibles radicales en el entorno de las mezquitas y de los centros de reunión.
De las 74 detenciones que se llevaron a cabo el año pasado de radicales islamistas en España, ninguna se practicó en el Principado. «Somos los primeros que queremos vivir en paz y garantizar nuestra seguridad, por lo que alertaríamos a las fuerzas de seguridad si detectásemos a alguna persona que pudiese estar radicalizada», señalan desde la comunidad musulmana.
«No hay alarma adicional»
«No hay motivos para una alarma adicional, pero sería una imprudencia no aumentar el nivel de alerta», apuntó el ministerio de Interior, Jorge Fernández. «No hay ningún elemento objetivo que apunte a un riesgo adicional para España», insistió. «Otra cosa -dijo- es el escenario internacional que sí apunta a una amenaza genérica en los países occidentales».
Un mensaje de tranquilidad, dentro de la inquietud de un ataque yihadista de la envergadura de la capital francesa, que también quiso repetir, desde Andorra, el presidente del Gobierno. «Vamos a reforzar la seguridad. No tenemos datos que permitan hacer una afirmación sobre lo que puede ocurrir en el futuro y no hay ninguna razón para alarmarse, pero en unas circunstancias como estas parece lo más lógico y razonable reforzar aún más las medidas de seguridad», señaló Mariano Rajoy.
La última vez que España estuvo en un nivel tan alto de alerta fue con motivo de la proclamación de Felipe VI el pasado mes de junio (aunque entonces la intensidad fue alta). Ni entonces ni ahora -explicaron mandos de la lucha antiterrorista- hay informaciones que confirmen que grupos islamistas tienen intención de atentar de forma inminente.
Numerosas páginas web relacionadas con 'Estado Islámico', basada en Siria e Irak y que pretende implantar un califato islámico mundial, vienen llamando a jóvenes europeos a unirse a su guerra santa, no solo en Oriente Medio, sino también en sus propios países de residencia. Estas webs, también en castellano, han servido para captar a decenas de yihadistas residentes en España, particularmente en Ceuta y, sobre todo, Melilla.
En Asturias, la Policía vigila y controla a la población que pueda dar ese perfil, pero por el momento todo parece desarrollarse dentro de la normalidad.
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Las recomendaciones del comisario antiterrorista de Sevilla para vigilar a "personas de origen árabe"


Instrucciones policiales para vigilar a "personas de origen árabe".
Una nota distribuida entre mandos policiales de la provincia de Sevilla sobre intervenciones con "personas de origen árabe" pide a los agentes extremar las medidas de seguridad en intervenciones con ciudadanos argelinos, por ser "más conflictivos que los marroquíes", al tiempo que asegura que, si hay un árabe dentro de un coche usando un ordenador portátil, "probablemente esté 'crackeando' una red wifi".

La ley, y especialmente las sentencias que han llegado desde tribunales europeos, condena expresamente el uso de controles policiales para identificar preventivamente a personas en función de cualquier elemento fenotípico o de apariencia racial, como el color de piel.

El escrito parte de la Brigada Provincial de Información de Sevilla y fue distribuido en mano por su jefe a los comisarios de distrito de la capital andaluza y a los responsables de comisarías en esa provincia. La Dirección General de la Policía desautorizó las instrucciones cuando conoció el documento y estudia posibles sanciones al comisario que lo difundió.

Bajo el epígrafe 'Recomendaciones en intervenciones con personas de origen árabe', la Brigada de Información –encargada de investigar el terrorismo a nivel local– ofrece ocho instrucciones. La primera es que cuando se actúe contra ciudadanos del citado origen se evite "cualquier tipo de comentarios racistas o xenófobos". Otra de las instrucciones de la nota, a la que ha tenido acceso eldiario.es, dice que hay que comprobar si llevan dinero en metálico encima y que, si la cifra supera los 1.000 euros, los árabes identificados "pueden tratarse de correos humanos".

Al calor de los atentados terroristas de Francia y de la amenaza global del yihadismo, la Brigada de Información apuntaba que los policías que paren a árabes comprueben si sus pasaportes llevan sellos de entrada de países "calientes", especialmente de Irak y Siria y de los países limítrofes con estos dos.

"Atención a las personas de origen árabe que estén realizando grabaciones de vídeos en lugares no turísticos, en especial en infraestructuras críticas, estaciones de autobuses, trenes, metro, etc. Las células terroristas suelen grabar sus acciones para colgarlas en internet. Se debe proceder a su identificación", dice el punto 5.

En el caso de que durante la identificación callejera o el registro domiciliario se encuentre documentación o fotografías, si en estas aparecen individuos que "susciten sospechas" o textos en árabe, si no se produce a su incautación, "al menos proceder a su fotografiado", remitiendo las instantáneas a la citada Brigada de Información, según esta solicita.

De producirse un cacheo o registro de vehículo, se consigna en la nota, los policías deben estar atentos a la presencia de lo que se denomina "precursores de TATP", un potente explosivo nunca utilizado en España. Esos precursores, añade, son el ácido sulfúrico que tienen las baterías de los coches, el peróxido del agua oxigenada, la acetona del quitaesmaltes y el catalizador ácido del zumo de limón.


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Aparecen pintadas xenófobas en la mezquita de Avilés

Los musulmanes de la ciudad ven en el ataque «un salto cualitativo» tras los «graves insultos recibidos a través de las redes sociales».

Algunas de las pintadas aún no habían sido borradas en la tarde de ayer./MARIETA
La mezquita de Álvarez Gendín apareció ayer cubierta de pintadas de corte xenófobo contra la comunidad musulmana avilesina que se vincularían con el atentado sufrido por el semanario satírico francés 'Charlie Hebdo'. La comunidad musulmana avilesina considera el ataque sufrido por la mezquita de la ciudad como «un salto cualitativo» en la ciudad tras «los graves insultos y amenazas» sufridos desde aquel ataque a través de las redes sociales.

«No nos preocupa tanto el insulto como el mensaje que se pueda estar lanzando. Esta es una ciudad pequeña en la que todos estamos por la convivencia, y no podemos dejar que dos fanáticos lo estropeen», afirmaba ayer Nordin Belharch, uno de los fieles que se encontró con las pintadas cuando acudía al templo.

Los propios fieles fueron los que ayer por la mañana procedieron a limpiar las pintadas, al tiempo que se disponían a alertar del ataque a las autoridades para que se tomen las medidas preventivas necesarias. «Ahora es una pintada, pero ¿quién nos dice que no puede haber agresiones?», se preguntaba Belharch ante el riesgo de que pudieran alimentarse sentimientos islamófobos en la ciudad.

Los atacantes «entran en el juego» de unos terroristas «que no tienen nada que ver con el Islam»

Desde la comunidad musulmana avilesina expresaban su confianza en que el ataque sufrido ayer se quede en un hecho aislado derivado del clima de tensión generado por el atentado de Francia. En ese sentido, los fieles de la mezquita de Álvarez Gendín se sienten víctimas indirectas de la acción de unos terroristas a los que repudian de forma vehemente. «El Islam no tiene nada que ver con lo que hacen esos salvajes. El terrorismo no tiene religión», afirmaba ayer Driss Boudden Fadili, musulmán y presidente de la asociación de marroquíes de la ciudad, molesto además por el hecho de que vinculen sus acciones con la religión que profesa. «No pueden ser islamistas, no puede haber terrorismo islamista, porque si de verdad fueran islamistas, no harían estas barbaridades... no tienen nada que ver con el Islam», insistía.

Por eso, se siente incómodo cuando en su propia comunidad religiosa se reflexiona sobre la necesidad de condenar públicamente el atentado. «¿Por qué tengo yo que justificarme por lo que hace esa gentuza que no tiene nada que ver conmigo?», explica. «Por supuesto que condenamos el terrorismo, pero esa gente no tiene nada que ver conmigo. Utilizan el nombre del profeta para algo que nada tiene que ver con el Islam y defendiendo unos intereses que se me escapan, porque no sé qué hay detrás de todos ellos», lamentaba.

Sin embargo, la vinculación frívola de esos actos terroristas con la religión es algo que preocupa a la comunidad musulmana avilesina, pues puede ser esgrimida «por otro tipo de fanáticos, que no han matado a nadie, pero que entran en el mismo juego».

'Viva Cristo'

De hecho, los fieles de la mezquita de Álvarez Gendin dan por hecho que el ataque sufrido la pasada noche se quedará -si no se suceden los ataques-, en un acto vandálico cuyos autores no han podido evitar dejar constancia de su absoluta ignorancia en cuestiones religiosas. Una de las pintadas, en el cartel señalizador de la mezquita, proclama un «Viva Cristo» con el aparente ánimo de ofender a los fieles musulmanes de la ciudad. «Si esa gente supiera lo que es Jesucristo para nosotros, lo que representa para el Islam...», afirmaba Driss Boudden Fadili.

Lo que tiene claro la comunidad musulmana es que los autores de las pintadas «desde luego no representan lo que es la sociedad asturiana y avilesina de la que formamos parte», motivo por el que el ataque les sorprendió especialmente.



jueves, 15 de enero de 2015

Compartimos algunas reflexiones sobre los sucesos de París que no están en los grandes medios...

Ocho apuntes de urgencia sobre el atentado terrorista en Francia

Que estas cosas no muevan al odio, sino a la reflexión, para entender que el sufrimiento que hoy viven en Francia, se vive a diario en muchas parte del mundo, incluídas nuestras propias fronteras, y parece que solo cuando no toca "a nosotros" es noticia de impacto...

1) Mi condena sin paliativos al atentado terrorista en Francia. Una salvajada, incomprensible e injustificable, que pone en bandeja de plata la cabeza de los franceses a manos del FN, entre otras muchas cosas. Mi máxima solidaridad con las víctimas y sus allegados. Mi apoyo total a la revista afectada y a la libertad de expresión.

2) Van 12 muertos. Todavía son tres menos de las 15 personas que el estado español ASESINÓ en la frontera de Ceuta, disparando pelotas de goma contra pobres que simplemente trataban de llegar a nado a una playa en busca de una vida mejor. Entonces no hubo tanto escándalo, claro. Incluso trataron de taparlo con mentiras y engaños, negando los disparos y llegando a responsabilizar a las propias víctimas de tales muertes. Tan asesinos los terroristas de hoy, como los de entonces. Aunque moleste.
3) Cuando un fanático, rubio y fascista, entró en una pequeña isla Noruega y asesinó a decenas y decenas de personas, jóvenes y adolescentes en su mayoría, argumentando razones ideológicas y religiosas para ello, nadie acusó al cristianismo por ello.

4) En 2014 casi 5000 personas perdieron la vida en "tragedias" migratorias, causadas de forma directa por las políticas migratorias propias de los estados capitalistas. A pocos de los que hoy tanto se escandalizan y claman al cielo contra el Islam, les importa, y si hablamos de las diferentes coberturas en los medios, mejor ni hablamos.

5) Las bombas siguen cayendo y matando gente en Iraq, Siria, Afganistán, Pakistán, etc, etc., cada día, con la complicidad, entre otros, del gobierno francés, responsanle directo de la masacre de miles y miles de libios, entre otras. Tampoco impacta tanto e incluso hay quien dice, cuando tales bombas caen de aviones "aliados", que es en nombre de la "libertad" y la "democracia". Sin olvidar que las propias potencias occidentales han financiado engendros como el ISIS y/o mantienen relaciones excelentes con gobiernos autoritarios que los amparan y financian. Fanatismo.

6) Las religiones no matan, matan las personas. Mi máxima solidaridad con toda la comunidad musulmana que no apoya ni apoyará jamás que estas barbaridades se cometan en su nombre, que son la inmesa mayoría, de la misma manera que la mayoría de personas en los estados occidentales no apoyamos las barbaries que se cometen en nuestro nombre a diario allende nuestras fronteras.

7) Mi máximo desprecio por el fanatismo irracional que, valga la redundancia, desprecia el valor de la vida humana, sea en nombre de una religión, sea en nombre de la "democracia" o sea en nombre del Dios-Mercado y sus leyes migratorias.

8) Que estas cosas no muevan al odio sino a la reflexión, para entender que el sufrimiento que hoy viven en Francia, se vive a diario en muchas parte del mundo, incluídas nuestras propias fronteras, y parece que solo cuando nos toca "a nosotros" es noticia de impacto.

Pedro Antonio Honrubia Hurtado  

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París era una guerra

Halim Mahmoudi, dibujante y viñetista francés de origen argelino, autor de Arabico, una novela gráfica sobre el racismo francés contra los inmigrantes, denunciaba en una entrevista de 2009 la censura ejercida sobre los caricaturistas, reprochaba a las caricaturas de Mahoma del Charlie Hebdo que carecieran de gracia y defendía la libertad de expresión -para empezar la suya, siempre amenazada o limitada- como el derecho a hacer reír sin compasión, “con los dientes cerrados”, para señalar un conflicto o un dolor. Halim Mahmoudi, amigo de algunos de los dibujantes asesinados en París el lunes pasado, escribía hace unos días un larguísimo post en Facebook, amargo e impotente, donde denunciaba el “laicismo de fachada” que había conducido a tantos como él, franceses que se esforzaban desde niños por ser franceses, a una posición insostenible “con un pie en el mundo árabe y otro en occidente, con un pie en los barrios y otro en Francia, con un pie en el anonimato y otro en la auto-censura, con un pie en el dolor y otro en la cólera”. Pero no quiero empezar por mal camino. Precisamente me acordaba de Halim Mahmoudi a propósito del valor sintético, discreto y contundente de los dibujos, que a veces pueden decir lo que de palabra resultaría burdo o demagógico o justificatorio o -por todos estos motivos- inaudible.

He visto dos viñetas que hacen reír “con los dientes cerrados”. En una se ve a una mujer con velo -quizás palestina o iraquí o siria- protegiendo a un niño con su abrazo mientras dirige una súplica inútil a un bombardero que sobrevuela su cabeza: “je suis Charlie”. En otra, un inmigrante negro es cacheado contra la pared por un policía “laico y republicano”; el inmigrante dice “je suis Charlie” y el policía responde sin quitarle las manos de encima: “yo también”. No sólo hay muertos y muertos; hay “Charlies” y Charlies” y conviene que nos lo recuerde un dibujo y no un izquierdista cargado de razón al que nadie va a escuchar. Porque el problema es que los europeos vivimos en sociedades en las que gente muy buena y muy sensata ha interiorizado con toda naturalidad que es más grave matar a 12 periodistas blancos que a -pongamos- 10.000.000.000 de musulmanes o de negros o de indígenas o de marcianos. Y que, por lo tanto, es bueno, sensato, decente y humano solidarizarse con los asesinados del Charlie Hebdo pero no con los musulmanes o los negros o los indígenas o los marcianos. ¿Solidarizarnos con los que iban a matar a nuestros periodistas del Charlie Hebdo? Es esta asunción natural, moral, de la “diferencia” por parte de gente buena y sensata la que, como ocurrió hace pocas décadas con los judíos, debería preocuparnos.

De nada sirve, en todo caso, hablar de los crímenes del imperialismo porque una verdad repetida en los márgenes se vuelve propaganda (en sentido inverso a las mentiras repetidas desde el centro). Hay que dirigirse a la gente buena y sensata; ponerles ejemplos que entiendan. El de los judíos es particularmente clarificador. Hace cien años los judíos en Europa eran perseguidos, humillados, rechazados y todos sus esfuerzos de integración eran respondidos con desconfianza, exclusión y violencia. Hitler pudo matarlos más tarde porque una buena parte de la población europea, gente buena y sensata, nunca había considerado compatriotas a los judíos y permitió o aplaudió su exterminio. Frente a Hitler, el movimiento sionista aprovechó precisamente el racismo de la gente buena y sensata para aumentar la presión sobre los judíos -sin desdeñar el uso del terrorismo-, para evitar la asimilación y para fomentar de esta manera la emigración a Palestina. Autores judíos como el austriaco Karl Kraus o el alemán Victor Klemperen vieron con mucha claridad y denunciaron sin reservas esta convergencia de intereses entre el antisemitismo y el sionismo. Para que lo entienda la gente buena y sensata, hoy ocurre lo mismo con la islamofobia y el yihadismo. Del mismo modo que el judaísmo es una religión racializada por el antisemitismo y el sionismo, el islam es una religión racializada -en las metrópolis pero también en las países de origen- por la islamofobia y el yihadismo. Al Qaeda y el Estado Islámico están muy interesados en que el aumento del racismo europeo multiplique el apoyo a sus delirios fascistas como los líderes sionistas siempre confiaron y siguen confiando (basta pensar en las declaraciones de Netanyahu en París) en que el antisemitismo atraerá judíos asustados al proyecto delirante del Estado Judío. Muchos seres humanos en todo el mundo -musulmanes, cristianos, judíos y ateos- no consideramos justificado ni el sionismo ni el yihadismo por muy innegables, abominables y agresivos que sean el racismo y la islamofobia europeas. Hoy los judíos están a salvo; e incluso han sido promovidos por fin a europeos honorarios gracias a los crímenes de Israel, pero no deberíamos olvidar la suerte de millones de víctimas en campos de concentración y cámaras de gas. A la gente buena y sensata de hace dos siglos, de hace un siglo, de hace sólo 70 años, le parecía lo normal y lo moral perseguir o justificar la persecución de los judíos; nuestra normalidad y moralidad a la hora de tratar hoy el islam y a los musulmanes debería alertarnos sobre las grandes violencias que estamos incubando. Recordemos, en efecto, que el nazismo no sólo convirtió en sionistas a miles de judíos que querían ser alemanes o austriacos o polacos y no sólo persiguió y mató judíos que nunca fueron sionistas; significó un vuelco civilizacional sin precedentes y mató también miles de homosexuales, izquierdistas y liberales.

La manifestación del domingo en París mezcló a gente buena y sensata con gente que quiere incendiar Europa y el mundo. Frente al crimen fascista del pasado lunes, todo el mundo tiene derecho a sentirse bueno y sensato al lado de otros. Todo el mundo no. La presencia de líderes políticos con credenciales poco democráticas (empezando por el propio Rajoy) y, sobre todo, la presencia de Netanyahu, responsable hace sólo unos meses de la muerte de 500 marcianos (quiero decir 500 niños palestinos) despojó de ese derecho a los mismos que la islamofobia hace responsables del atentado del Charlie Hebdo. Yo, por ejemplo, no hubiera ido a la manifestación y me hubiese sentido frustrado y al mismo tiempo culpable. Imaginemos a todos esos franceses musulmanes, chantajeados y asustados, arrinconados en sus casas, que necesitaban expresar su bondad y sensatez, como todos los demás, que se sentían al mismo tiempo presionados a hacerlo, como presuntos cómplices “ideológicos”, y que estaban impedidos de participar por la presencia de Netanyahu. Los árabes y musulmanes a los que la presencia de Netanyahu privó de su derecho a ser buenos y sensatos al lado de sus compatriotas eligieron de algún modo ser malos e insensatos; se pusieron a sí mismos del lado de “los enemigos de Francia” y de la “libertad de expresión”. Curiosa paradoja: la presencia de un criminal de guerra en una manifestación contra el crimen obligó a autocriminalizarse a los que se negaron a compartir con él esa “unión sagrada”. La presencia de Netanyahu, a la que hay que añadir las banderas israelíes, los eslóganes excluyentes (no había ningún “yo soy musulmán”, pese a la religión del policía Ahmed Marabet, y sí un “yo soy judío”) y el uso retórico del concepto de “unión sagrada” convirtió la manifestación en un acto de solidaridad orgánica interna: la reunión privada de un club de 1.700.000 personas que se sentía buena al lado de gente que quiere incendiar Europa y el mundo. No es el número el que define un acto público; el efecto -se verá en los próximos días- es el de dividir Francia y Europa al margen del espacio público; es decir, al margen del derecho y de los principios republicanos.
La hermosísima emoción de toda esa gente buena y sensata, en estas circunstancias, hace temer lo peor. Ocurre siempre. Tras el primer momento de estupor, en el que la “unión de los espíritus” se ha expresado a través de los mejores sentimientos, el mismo impulso emocional exigirá sacrificios: exigirá sacrificar a alguien y sacrificar, sobre todo, los propios valores allí nombrados con tanta emoción. La emoción, tras el shock unificador, se vuelve siempre justiciera. Y toda reclamación justiciera pone en peligro la justicia. Los europeos, que son desdichados, necesitan sentirse al menos buenos. Lo más fácil es sentirse bueno contra otro. Francia y Europa, como recuerda el caricaturista Halim Mahmoudi, llevan construyendo ese otro, en los barrios de Europa y en las cárceles del mundo árabe, muchas décadas. El Estado Islámico ha venido, tras la derrota de las revoluciones árabes, a echarles una mano.
En estos momentos hay que dirigirse a las personas buenas y sensatas para que entiendan lo que está en juego y razonen con cuidado. En realidad es todo bastante sencillo. Seamos coherentes con los principios emanados de nuestra bondad y sensatez:
  1. Si el Estado Islámico ha atacado la libertad de expresión y la democracia, habrá que defender la libertad de expresión y la democracia. Pidamos, pues, más libertad de expresión y más democracia: ése es el único sentido auténtico de “laicismo”. Ya vemos que las medidas reclamadas y anunciadas van en dirección contraria, tanto en Francia como en España: cierres de fronteras, deportaciones, más leyes de excepción y más recortes de libertades. Es fácil entender que la nueva “guerra antiterrorista” va a ser rentabilizada por la ultraderecha en toda Europa; y en España por Rajoy y el PP, en sus horas más bajas, que no por casualidad resucitaron de nuevo ayer la amenaza de ETA deteniendo a 12 abogados en el País Vasco. El atentado de París y la manifestación del domingo, en la que participó nuestro presidente del gobierno, artífice de la ‘ley mordaza’, serán instrumentalizados, de una manera u otra, contra Podemos y contra toda opción de cambio. En España, cuya población es más sensata y menos racista que la francesa, no deberíamos permitirlo.
  1. Si se trata de defender a los ciudadanos, habrá que defender primero a los más vulnerables. Y los más vulnerables son sin duda los musulmanes europeos, pinzados entre la presión racista y la presión yihadista. En defensa de la libertad, la democracia, el derecho y los principios republicanos, nuestra prioridad debe ser proteger a los musulmanes europeos, los judíos de hoy, para que no les ocurra -con las consabidas consecuencias- lo mismo que a los judíos de ayer. A pesar de la presión convergente del racismo laico y el yihadismo religioso, la mayor parte de los árabes y musulmanes de Europa y del mundo son inexplicablemente pacíficos. Son, además, como recordaba el otro día, tanto las víctimas preferidas como los opositores directos del Estado Islámico.
Hay muchos motivos para estar preocupados. Cuidado con las emociones fuertes. Locos ha habido siempre y han matado en nombre de todo y de cualquier cosa: de la guerra y de la paz, del espacio vital y de la democracia, del laicismo y de Dios. Hoy, es verdad, un par de locos pueden hacer mucho más daño que hace un siglo. Pero mucho más daño pueden hacer los cuerdos que utilizan la locura de los locos -y el terror de los buenos y sensatos- para proteger sus intereses incluso al precio de un nuevo vuelco civilizacional. Esos cuerdos están en nuestros gobiernos y deben asustarnos aún más que los yihadistas y sus matanzas -porque estos son en parte, de alguna manera, sus hijos bastardos.

Santiago Alba Rico es filósofo y columnista.

Fuente: http://www.cuartopoder.es/tribuna/2015/01/13/paris-era-una-guerra/6699